Si una caries infecta la cámara donde se encuentra el nervio, (localizadores de apices) la única forma de salvar el diente sin extraerlo es con un tratamiento del conducto radicular.
Dentro de la dura cubierta exterior del diente hay una pulpa formada por vasos sanguíneos, vasos linfáticos y nervios que nutren al diente.
Los conductos radiculares que contienen la pulpa se extienden hasta la parte terminal de la raíz llegando al hueso.
Una caries profunda o una lesión en la superficie del diente puede ocasionar graves daños e infecciones en los nervios y vasos de la pulpa.
La endodoncia o tratamiento de conductos consiste en limpiar la cámara pulpar, así como los conductos infectados y colocar después un material de obturación para sellar esos espacios que fueron previamente limpiados y desinfectados.
El tratamiento es necesario cuando la pulpa dental se inflama o se infecta. Puede haber varias causas de inflamación: caries profunda, procedimientos dentales repetitivos, una fractura en el diente debido a algún golpe, etc.
Señales de una pulpa afectada son: dolor espontáneo, sensibilidad prolongada al frío o al calor, cambio de color del diente, inflamación y molestia en la encía alrededor del diente afectado. Sin embargo, en algunas ocasiones estos síntomas pueden no presentarse.
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